Convertir la debilidad en fortaleza




Convertir la debilidad en fortaleza. Este es uno de mis primeros retos para este curso, en el que me toca impartir (¡qué verbo más feo!) Valores Éticos a ocho grupos diferentes, cada uno con una sola hora semanal. ¡Uf!

¿Debilidad? Una hora es poco para generar clima, confianza, empatía, compromiso, si quieres llevar a cabo retos colaborativos; al cabo de una semana se les olvida lo que hicieron, no traen materiales y desconectan emocionalmente. Pero nada es imposible.

¿Fortaleza? Puedo concebir los ocho grupos como uno solo, pese a que tengan clase a horas y días diferentes y algunos estándares de aprendizaje sean diferentes. Algunos retos los pueden emprender como grupo-aula, pero otros los podemos ir gestando como proyecto colaborativo entre todos los alumnos que tienen Valores Éticos en Eso, incluso puedo implicar a los de Ética y Ciudadanía, de 1º de Bachillerato.

Contenidos diferentes de cada grupo-aula pueden integrarse en un proyecto conjunto. Y los beneficios se multiplican, aprendiendo unos de otros, rompiendo fronteras de edad.

Aprovecharía la radio digital del centro y algunos otros recursos para generar retos comunes, podemos colaborar con asociaciones del barrio e integrar a los padres en algún reto. Ya el curso paso iniciamos algún proyecto que podemos continuar, como Buzones Rojos. Uno de los primeros proyectos que quiero emprender con ellos (a través de la metodología Design Thinking) es imaginar juntos el centro que quieren y las propuestas que salgan llevarlas al Consejo Escolar.

Hay que empezar por generar el vínculo, el compromiso emocional necesario para que se impliquen más allá de la hora semanal, movilizándolos en otros momentos de la semana. El truco está en generar un sentimiento de piña.

Mañana tengo el primer contacto con ellos. Toca ganarse el vínculo. Ya os contaré.

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