Taller de expresión corporal en 1º de Eso



Cuando pusimos en marcha el proyecto ESO, sabíamos que uno de los objetivos sería mejorar las actitudes y conductas en el aula, sabíamos que cuidando esto mejoraríamos el resto de competencias en nuestros alumnos. Apostamos por lo emocional como motor del cambio. Y no nos estamos equivocando; ese es el camino a seguir, aunque sea sin duda una carrera de fondo que requiere grandes dosis de paciencia, tesón e ilusión.

1º A es un grupo con un potencial extraordinario, pero necesitamos cuidar hechos tan esenciales como la forma en la que se comunican entre ellos (gritos, reproches, insultos,...), la forma en que resuelven los conflictos (acusaciones, sálvese quien pueda, empujones,...), que afectan sin duda a su umbral de escucha y atención. 

Hace un mes vi un documental español "Five days to dance" (os lo recomiendo, no os lo perdáis), en el que a través de un taller de danza un grupo de alumnos de Secundaria empezaron a cambiar la forma de percibirse a sí mismos, mejorando su autoestima y su actitud ante el futuro. Esto me hizo pensar si en mi grupo de Primero este tipo de experiencias podrían servir igualmente como detonante de cambio. Ahora bien, yo no conozco a ningún reputado coreógrafo o director de danza; pero conozco a mi cuñada, Nuqui Fernández, que es actriz (muy buena, por cierto), y ya tiene experiencia en este tipo de talleres. Así que le comenté mi inquietud y le animé a que viniera a mi centro a impartir un taller de expresión corporal, no solo como una forma de conocimiento de la comunicación no verbal (objetivo de mi área de Lengua), sino más bien como un potente medio de cambio de actitudes a través de la expresión corporal. A pesar de tener la agenda llena, se ofreció a acercarse desde Cáceres y su trabajo con mis alumnos no ha hecho sino confirmar mi intuición.


José María Cristo, el profesor de Educación Física, nos cedió amablemente el gimnasio. Avisé un día antes a mis alumnos que vendría una actriz a impartir un taller de expresión corporal; les expliqué brevemente que era eso de la comunicación no verbal y que debían traer ropa cómoda. Ninguna pista más; pusieron cara de póquer, entre intrigados y escépticos.

Os podéis imaginar; la vergüenza de exponerse corporalmente ante los compañeros y las risas nerviosas eran de esperar. Fue difícil evitar que hablaran; están acostumbrados a expresarlo todo sin control, a responder oralmente ante cualquier situación, sin discriminar el contexto, y a hacerlo no precisamente en voz baja.  Pero claro está, ese era el objetivo de este taller, entrenarlos en la escucha, en estar en silencio mientras trabajan o se mueven y disfrutarlo. Reto titánico, en el aula y en esta primera sesión. Como decía al principio, esto es una carrera de fondo y nuestra misión es insistir y no desistir, ser más fuertes que las inercias que acumulan.


La diferencia entre las técnicas de modificación de conducta cognitivistas y las que entrenan emocionales es radical en cuanto a su capacidad de provocar cambios profundos, no solo de superficie. El contacto con su cuerpo, comunicar a través de él ante el grupo, expresarse creativamente, permite que el alumno no solo se relaje, sino que también entre en contacto con emociones primarias en un entorno no amenazante (como lo puede ser en algunos casos su barrio, incluso su casa) y que se contemple a sí mismo sin miedo, aprendiendo a confiar en él y en los demás. Esa es la intención. Pero sabemos que requiere más tiempo y un plan continuado e integrado en el resto de contextos educativos.

La idea es que Nuqui Fernández venga otra vez en diciembre e imparta otro taller al grupo. Pero no solo eso; he pensado en que nos dé a los profesores de Primero pautas y herramientas prácticas para trabajar la expresión corporal dentro y fuera del aula. Establecer rutinas sencillas que se puedan practicar en el aula y en ciertas situaciones.

Asimismo, estoy pensando en cómo poder trabajar esto mismo con los padres a través de la Asociación de Vecinos del barrio (sus padres no son precisamente habituales en el Ampa del centro). 

Como véis, esta experiencia abre muchas posibilidades que merece explorar. 



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